domingo, 25 de enero de 2015

#Reseña 19 - La tregua - Mario Benedetti

Nombre: La tregua
Autor: Mario Benedetti
Año: 1960
Editorial: Booket (edición bolsillo de Planeta)
ISBN: 978-987-580-095-3
N° de páginas: 223
Género: Novela. Ficción. Drama. Romántica. Clásico. Latinoamericano.
* Adaptada Cinematográficamente

Sinopsis: Publicada en 1960, La Tregua es la obra de Mario Benedetti que ha alcanzado mayor éxito de público. La cotidianidad gris y rutinaria, marcada por la frustración y la ausencia de perspectivas de la clase media urbana, impregna las páginas de esta novela, que, adoptando la forma de un diario personal, relata un breve período de la vida de un empleado, viudo, próximo a la jubilación, cuya existencia se divide entre la oficina, la casa, el café y una precaria vida familiar dominada por una difícil relación con unos hijos ya adultos. Una inesperada relación amorosa, que parece ofrecer al protagonista un horizonte de liberación y felicidad personal, queda trágicamente interrumpida y será tan sólo un inciso -una tregua- en su lucha cotidiana contra el tedio, la soledad y el paso implacable del tiempo.

Personalmente, creo que está dividida en 3 diferentes momentos, momentos en los que el protagonista (Martín Santomé) tiene una diferente predisposición  hacia la vida, 3 reacciones diferentes que generaron en mi (como lectora).

La novela es un diario, un diario llevado por Santomé, comenzado para dejar testimonio de su último año en la vida laboral. Debo admitir que eso de la sinopsis me confundió. Yo, cuando la leí, me imaginé a un hombre ya mayor, algo así como de unos sesenta o setenta y algo de años, un hombre que debe dejar la vida laboral porque su salud ya se lo impide. Sin embargo, cuando comencé a leer, me di cuenta de que es un hombre de 49 años, a punto de cumplir los 50. Eso me dislocó un poco, realmente no lo entendí. ¿Qué hombre quiere jubilarse a los 50 años, qué hombre elige no hacer nada a los 50 años? Me causó impacto, porque yo creo que las personas de esa edad, siempre que mantengan la salud, son personas jóvenes, personas vitales que pueden lograr lo que se les ocurra en la vida; sin embargo, en esta novela se nos muestra a un hombre ya envejecido (prematuramente para mi), y eso ya me hizo sentir cierto rechazo o cierta antipatía por el protagonista. Tal vez se deba a lo que se conoce como la sociedad envejecida del Uruguay (parece que ya existía para los años ´60).

Volviendo a la estructura de la novela, la primera parte de la novela se centra en Santomé, en su vida rutinaria, en su vida que se desarrolla de la casa a la oficina y de la oficina a la casa. Su vida puede describirse como chata, sin gracia, carente de vivacidad, de orgullo o de objetivos en la vida. Parece un hombre que se ha rendido a la rutina, a la vida gris, al simplemente vivir. Ello se refleja en absolutamente todo, en la carencia de opiniones respecto a la actualidad del país, en el automatismo con que se desarrolla en el trabajo, en la carencia de relación respecto a sus propios hijos, los cuales conviven con él; es una vida sin rumbo, una vida que carece de sentido, una vida vacía. Esto fue lo que no me gustó de Santomé, su apatía de vivir.


En la segunda parte, así como así comencé a tomarle algo de simpatía al hombre, no una total identificación, ni tampoco un cariño enorme… simplemente simpatía. Me empezó a caer bien, empezó a ver la vida diferente a partir de que conoció a una muchacha, Avellaneda (un nombre extraño, el cual sólo me hace recordad a una calle o a un barrio argentino). Comenzó a ver la vida de nuevo, a preguntarse sobre ella, a rever su posición frente a la misma (lo cual me gustó, porque el hombre dejó de ser un apático). El hombre se enamora de Avellaneda, al principio no lo dice, tiene vergüenza, se pregunta si será correcto enamorarse de alguien que casi tiene la edad de su hija, se plantea si sólo quiere un “programa”, un noviazgo o un matrimonio, se pregunta cómo reaccionará ella al decírselo (¿le dará una trompada en rechazo o será comprensiva?). Se pregunta muchas cosas (eso me gustó) y al final…Avellaneda termina siendo el amor de su vida, alguien diferente a su difunta esposa, alguien a quien querer, a quien amar, con quien conversar, alguien a quien admirar, alguien con quien hacer todo. 

Al final, me gustó la relación que se da entre Martín y Avellaneda, es una relación sincera, al principio complicada porque ninguno sabe cómo proceder (ambos plagados de temores y prejuicios)…pero luego, se van conociendo, y van entendiendo que , de alguna forma, se complementan entre ellos.

Al final, de esta segunda parte, terminé sufriendo mucho, al final me dio rabia, me quedé en blanco, quedé algo sí como shockeada, y tuve que leer la parte en cuestión varias veces para entender lo que estaba ocurriendo.
(SPOILER) Es que al final Avellaneda se muere y el pobre de Martín queda sin consuelo. Realmente me impactó esto, porque fue todo muy rápido, todo así como así, en un pestañear de ojos. Y el pobre Martín es víctima por segunda vez de la Muerte. Se pelea con Dios y con todo el mundo, y no termina de entender lo qué le está ocurriendo. Creo que el sock que uno sufre, ante la repentina muerte de Avellaneda, es adrede, una forma de hacernos sentir como el propio protagonista (ya que el mismo sólo puede escribir, el día de su muerte, “Dios mío. Dios mío…”(SPOILER).

La tercera parte es la rendición, el sentirse echado al olvido sin entender lo qué realmente ocurre, el sentirse desdichado, abandonado, escupido por Dios, el azar y sentenciado por la muerte. Ya no tiene rutina porque ha obtenido la jubilación, y todo lo que le queda, de ahora en adelante, es la rutina del ocio (el tan preciado ocio de Martín, aunque no sabe qué hacer con él). Aquí es cuando siento una pena tremenda por Santomé, puedo, apenas rozar su desdicha, su desazón frente a lo que le depara la vida, y el único hombro. Sobre el que apoyarse, de su hija Blanca (la única con la que tiene, algo así, como una relación de confidencia, de complicidad y mutuo apoyo).

La tregua es un clásico de la literatura, una lectura obligada del repertorio de Benedetti, y esta es la primera vez que leo esta novela.

La novela es la fiel vida de un uruguayo más, de alguien que puede ser cualquiera que nos crucemos en la calle o del vecino de al lado. Santomé puede ser cualquiera, pero también puede ser cualquier mujer, ya que muchas de sus inquietudes, son inquietudes universales que no distinguen sexo que las formule, o incluso cualquier persona, a nuestro alrededor, puede ser Avellaneda. Eso me gustó mucho, el que, así como así, se vayan escapando preguntas e inquietudes que a todos, en algún momento, se nos ha ocurrido, inquietudes por las que todos (en algún momento) hemos sufrido y nos hemos desvelado. Benedetti tiene esa capacidad de mechar cuestiones existenciales de forma camuflada, forman parte de la historia, la entendemos así…y, al final de la lectura nos quedamos pensando al respecto, como si lo que estuviéramos leyendo nos estuviera ocurriendo a nosotros (los lectores). Realmente UNA LECTURA ADMIRABLE, amarga a veces, despreciable a veces (por la caracterización del personaje), pero nunca insulsa, nunca sin dejar a alguien sin una opinión al respecto. Una lectura que rescata lo ordinario que le puede ocurrir a cualquiera y lo convierte en la magnífica obra que tenemos enfrente.

Es una novela en la que uno encuentra de todo, a pesar de que el único narrador y la única visión que tenemos es la de Martín Santomé. Encontramos tristeza, odio, alegría, amor, dolor, rutina, simpleza, confianza, apoyo, compañerismo, creo que encontramos de todo.

Además, personalmente, me sentí muy bien leyendo una novela que utiliza un lenguaje tan familiar como es el propio (el español del uruguayo), con los modismos cotidianos y pensar ¿qué pensarán los extranjeros que leen esto? Realmente resulta gracioso y familiar leer en un lenguaje que es de uno, tan común, tan allegado; logra que uno lea con más rapidez, con familiaridad, que entienda lo que realmente el autor quiere que entendamos y sintamos.


No dudé en Benedetti para comenzar el viaje :)

2 comentarios:

  1. Leeré este libro, sin duda. También me sorprendió que solo tuviera cuarenta y nueve el protagonista; en mí opinión a esa edad todavía eres joven, conozco a tanta gente tan llena de vida con esos años e incluso con muchos más.
    Beso

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    Respuestas
    1. Hola! :) Que bueno que te haya interesado este libro, realmente es una muy buena lectura. Es como una montaña rusa, muy buena que no te deja indiferente. Un beso grande.

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