Autor: Isabel Allende
Año: 1987
Año: 1987
Editorial: Sudamericana
ISBN: 978-950-07-2983-3
N° de páginas: 286
Género: Realismo mágico. Histórico. Narrativo
Sinopsis: En Eva Luna, su tercera novela, Isabel Allende recupera su país a través de la memoria y la imaginación. La cautivadora protagonista constituye un nostálgico alter ego de la autora, que se llama a sí misma "ladrona de historias" precisamente porque en las historias radica el secreto de la vida y el mundo. Novela de hondo perfil humano, Eva Luna funde el destino individual con el colectivo mediante una fulgurante prosa de carácter épico. Sin duda, una de las mejores obras de la literatura latinoamericana de los últimos años.
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He leído muchas de las novelas de Isabel Allende (las cuales quiero volver a leer para poder reseñarlas), pero esta es la primera vez que leo Eva Luna.
Leer esta novela ha sido, personalmente, una gran decepción, porque con otras novelas de la autora siempre encuentro un mundo increíble, personajes inolvidables y entrañables, escenarios llenos de atractivos, pero en esta novela no me sentí atraída por prácticamente nada.
A pesar de que el personaje de Eva Luna tiene un origen particular y tiene la capacidad de contar historias, no le encontré el atractivo necesario como para ser un personaje principal. No la encontré entrañable, no me generó curiosidad más allá de lo que se cuenta de ella, no me la imaginé en la vida real ni tampoco quise internarme en su personaje.
Debido a mi apatía respecto al personaje principal, el leer la novela completa me pareció un suplicio, realmente no recuerdo una novela que me haya producido tanta apatía y desinterés.
Por otro lado también consideré excesivo el mundo de detalles para describir los escenarios, tampoco les encontré un atractivo particular. Y el exceso también lo encontré en lo relacionado con la revolución, de nuevo el tema de las dictaduras, de los ideales revolucionarios, el personaje de Naranjo me pareció soso.
Creo que lo único rescatable de esta novela es el personaje de Rolf Carlé. Su pasado, su carácter, la conformación de su personalidad a lo largo del tiempo, me parecieron fascinantes. Su historia me pareció muy atrapante, al punto que cada vez que encontraba algo de Rolf Carlé en las páginas que iban pasando me emocionaba.
Pero, personalmente, esta novela no causó ningún entusiasmo en mi, en algún momento sentí que estaba perdiendo el tiempo (pero me impulsaba a leerlo el hecho que debía escribir sobre él), lo cual nunca imaginé que un libro me causaría, por momentos quería tirar el libro y dejarlo abandonado en algún lugar.
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